
Comunicación interpersonal y emocional: cuando las palabras no bastan
A veces creemos que comunicarse es hablar. Pronunciar frases, explicar, argumentar. Pero la verdad es que comunicarse es mucho más que eso: es sentir al otro. Es intentar, con todos nuestros recursos —palabras, gestos, silencios—, tender un puente entre dos mundos que nunca son iguales.
Y es que, incluso cuando hablamos el mismo idioma, no siempre nos entendemos. Una mirada que se aparta, un tono que se quiebra, una pausa demasiado larga… todo dice algo. En un tiempo donde la gente escribe más de lo que conversa y reacciona más de lo que escucha, aprender a comunicarse con empatía y sentido se ha vuelto casi un acto de resistencia.
Este ensayo recorre esa idea: que la verdadera comunicación nace de la emoción, del cuerpo, de los silencios. Y que cuando logramos conectar desde ahí, las relaciones cambian, se vuelven más humanas, más honestas, más nuestras.