
Gestión del cambio: Adaptarse a los giros de la vida sin perder el rumbo
Hay una frase que seguro has escuchado: “lo único constante es el cambio”. Suena bonita, casi como un mantra. Pero cuando el cambio llega de verdad —sin avisar, sin pedir permiso, a veces empujando fuerte— la experiencia es todo menos tranquila. Porque cambiar duele. Remueve. Cuestiona. Te saca del lugar conocido y cómodo, incluso si ese lugar ya no te hacía bien.
Y sin embargo, aprender a gestionar el cambio —en lugar de resistirlo o ignorarlo— puede marcar la diferencia entre sentir que la vida te arrastra… o que tú mismo tomas el timón.