
Cómo conseguir la motivación del equipo: más allá del bono, la charla TED o el café gratis
Hay días en los que el equipo trabaja con una energía que se siente en el aire. Todo fluye, las ideas circulan, incluso las reuniones parecen más cortas. Nadie lo dice, pero hay una especie de sincronía invisible. Y hay otros días… en los que cada tarea cuesta el doble. Las miradas son evasivas, las respuestas automáticas, y el silencio —ese silencio incómodo que no dice nada, pero lo dice todo— se instala como un huésped pesado.
Entonces uno se pregunta: ¿qué hace que un equipo esté motivado de verdad? ¿Qué lo enciende por dentro? ¿Cómo se consigue que la gente no solo cumpla, sino que quiera estar ahí, que sienta que lo que hace vale la pena?
Spoiler: no se trata de dar premios, ni de poner una mesa de ping-pong en la oficina. La motivación es mucho más compleja… y mucho más humana