
Autoconocimiento: lo que debo saber de mí para mejorar
Hay momentos en la vida en que uno se detiene. A veces porque algo duele. Otras, porque algo no encaja. Y hay veces —las menos, quizás— en que uno se detiene sin urgencia, solo porque siente que necesita mirarse. Como si la brújula interna se hubiese movido un poco, y quisiéramos saber hacia dónde está apuntando ahora.
En cualquiera de esos momentos aparece una palabra que suena suave, pero que tiene un poder inmenso: autoconocimiento.