Habilidades Blandas: Reconocer mis puntos débiles y fortalecer lo que ya brilla

A veces no nos damos cuenta, pero las habilidades que más importan no están en un currículum. No son esos certificados que acumulamos ni los programas que sabemos manejar. Son esas cosas invisibles —cómo tratamos a los demás, cómo reaccionamos cuando algo se tuerce, cómo escuchamos, cómo pedimos ayuda— las que realmente marcan la diferencia. A eso le llamamos habilidades blandas o soft skills. Y aunque suene amable el término, no son nada suaves: pueden abrir puertas o cerrarlas de golpe.

Pero, ¿cómo saber cuáles son nuestras fortalezas y en qué estamos cojeando? ¿Cómo trabajar lo que aún nos cuesta sin sentirnos abrumados? Y, por otro lado, ¿cómo evitar que nuestras fortalezas se estanquen? En este texto quiero que recorramos juntos ese camino: el de mirarnos con más honestidad y un poquito más de cariño también. Porque descubrir nuestras habilidades blandas no es solo un ejercicio mental; es también un viaje emocional.

Mirarse sin filtros: La autoevaluación honesta

Empezar por uno mismo puede ser lo más difícil… y lo más necesario. Porque la verdad es que nadie nos conoce tanto como nosotros. O al menos, eso creemos.

Un buen primer paso es hacernos preguntas incómodas. Preguntas que no tienen una sola respuesta correcta, pero que incomodan en el mejor de los sentidos:

  • ¿Me altero fácilmente cuando las cosas no salen como esperaba?
  • ¿Interrumpo más de lo que escucho?
  • ¿Sé pedir perdón cuando me equivoco?
  • ¿Qué hago cuando alguien piensa distinto a mí?

Podrías probar llevando un registro por unos días. No hace falta escribir un “Best Seller”. Basta con anotar situaciones puntuales: una conversación que te incomodó, una reunión donde te sentiste invisible o, por el contrario, un momento en que manejaste bien una tensión. Ver esos momentos en papel ayuda a encontrar patrones. Como cuando uno repite la misma canción una y otra vez sin darse cuenta… hasta que alguien te lo menciona.

Y es que, si no nos damos el tiempo de mirarnos sin filtros, es difícil avanzar. No se trata de juzgarte, sino de comprenderte.

Escuchar lo que otros ven (y tú no)

A veces somos como esas personas que tienen un trozo de lechuga en el diente y no se enteran hasta que alguien se lo dice. Hay cosas que simplemente no vemos de nosotros mismos. Por eso, pedir feedback puede ser tan revelador como incómodo.

Pero ojo: no vale cualquier tipo de retroalimentación. Hay que saber a quién preguntar y cómo. Porque si preguntas “¿En qué soy malo?”, probablemente te den una respuesta vaga. En cambio, si preguntas “¿Cómo crees que manejo los desacuerdos en el equipo?” o “¿Te resulta fácil hablar conmigo cuando hay tensión?”, abres la puerta a respuestas más sinceras.

Una herramienta poderosa —aunque a veces da vértigo— es el feedback 360°. Imagina que varias personas que han trabajado contigo, desde distintos roles, te dan su opinión. Ahí es donde surgen patrones: si varias personas señalan que tiendes a evitar conflictos, o que eres poco claro al comunicarte, es hora de poner atención.

Y sí, puede doler un poco. Pero también puede ser el principio de una transformación real.

Ponerle datos a la intuición: test y herramientas

Si eres de los que necesita un poco más de estructura, existen test que pueden darte claridad. Algunos suenan como siglas raras —DISC, MBTI, etc.— pero detrás de esos nombres hay modelos que ayudan a entender cómo funcionas socialmente, cómo tomas decisiones, cómo reaccionas ante el estrés.

Por ejemplo, si haces un test de inteligencia emocional y descubres que tu autoconciencia está baja, eso no significa que seas emocionalmente torpe. Simplemente indica que hay algo que puedes trabajar. Tal vez te cuesta darte cuenta de lo que sientes hasta que explotas. O quizás crees que estás siendo empático, pero en realidad tiendes a imponer tu punto de vista.

Claro, ningún test reemplaza la experiencia humana. Pero pueden funcionar como una brújula cuando estás en plena niebla.

Leer entre líneas: las reacciones de los demás

A veces no es lo que la gente dice… sino lo que hace. Y ahí hay un montón de información.

¿Notas que tus ideas no generan eco en las reuniones? ¿Que rara vez te llaman para mediar un conflicto? ¿Que prefieren explicarte por correo antes que en persona? Todo eso dice algo. Tal vez no te lo digan directamente, pero las dinámicas hablan.

Presta atención a esas señales sutiles: cambios de tono, miradas incómodas, silencios prolongados. No para volverte paranoico, sino para afinar tu radar emocional. A veces el entorno nos da pistas más claras que las palabras.

Fortalecer lo que ya brilla: porque nada se cuida solo

A veces creemos que lo que se nos da bien no necesita mantenimiento. Error. Toda habilidad —por más natural que parezca— puede oxidarse si no se ejercita.

Si sabes escuchar con empatía, ¿por qué no dar el salto a liderar espacios de mediación? Si manejas bien tu tiempo, ¿qué tal enseñar a otros cómo lo haces? Cada fortaleza es una semilla que puede crecer aún más si la riegas con desafíos nuevos.

Y algo más: compartir lo que sabes no solo fortalece tus habilidades, sino que te permite verlas desde otro ángulo. Enseñar es, muchas veces, aprender otra vez.

Conclusión

Trabajar nuestras habilidades blandas es como ordenar una habitación con muchos cajones: hay cosas que ya sabías que estaban ahí, otras que habías olvidado y algunas que ni sabías que tenías. Algunas están rotas, otras oxidadas, otras brillan sin que te des cuenta. Pero todas pueden mejorar si decides abrir los cajones y mirar con calma.

Este no es un camino rápido ni perfecto. Vas a sentir incomodidad, dudas, momentos de lucidez y otros de frustración. Pero también vas a sentirte más conectado contigo mismo y con los demás.

Porque al final, las habilidades blandas no son otra cosa que formas de relacionarnos mejor: con otros… y con nosotros mismos.

Quieres saber más sobre este tema o necesitas que un experto en psicología organizacional te oriente? Estamos aquí para ayudarte, escríbenos al mail contacto@nobilis.cl.

Revisa otros artículos de interés en el link.

Síguenos en nuestras redes sociales LinkedlnFacebook y en nuestra web Nobilis.

Indice de Contenidos

Compartir Artículo
Conoce Más
Categorías