
La metodología SMART: cuando los objetivos dejan de ser solo buenos deseos
Hay una diferencia inmensa entre decir “quiero hacer más ejercicio” y decir “voy a salir a trotar lunes, miércoles y viernes, media hora cada vez, durante el próximo mes”. La primera frase suena bien. Da esa sensación de que estamos por hacer algo importante. Pero, la verdad, se queda en el aire. La segunda, en cambio, tiene dirección, tiempo, peso. Se siente más real. Y es que no basta con querer algo: hay que saber cómo perseguirlo. Ahí es donde aparece la metodología SMART, esa especie de brújula para convertir intenciones en resultados.